Se refiere a aquellas viviendas que se adquieren al promotor cuando la construcción o rehabilitación está terminada, salvo que las viviendas se hubiesen utilizado de forma continuada, por un plazo igual o superior a dos años, por personas distintas de los compradores. Algunas de las ventajas de este tipo de viviendas es que están construidas con mejores materiales, suelen tener una distribución más actual con los metros cuadrados bien aprovechados, tienen mayor eficiencia energética y ofrecen buenas instalaciones comunitarias. Sin embargo, también hay inconvenientes, su precio suele ser superior y los impuestos que se pagan por la compra, un 10% de IVA, son más elevados que en los inmuebles de segunda mano.