Cuando por motivos económicos no puedas atender los pagos de las cuotas mensuales de tu hipoteca, hay una solución para que no llegues a fin de mes con el agua al cuello. Si negocias con tu banco, o con los de la competencia, podrás conseguir mejorar las condiciones hipotecarias para que se adapten a tu situación financiera actual.
Esto es a lo que llamamos refinanciación, o lo que es lo mismo, una operación para cambiar las condiciones de tu préstamo a través de una novación, subrogación o con la contratación de un crédito nuevo. Elijas el método que elijas, siempre llevará unas comisiones y gastos asociados. A través de esa operación podrás reducir el tipo de interés, modificar el plazo de amortización e incluso reunificar varias deudas.
