Los préstamos hipotecarios tienen un plazo de amortización tan extenso que pueden surgir mil imprevistos por el camino. Una manera de cubrirse frente a accidentes o enfermedades graves es contratar los llamados seguros de amortización de préstamos.
Estos productos están pensados para que, en caso de que el titular de la hipoteca fallezca o quede incapacitado permanentemente, la aseguradora abone la cantidad restante del préstamo y de esa manera quede cancelado. Es una forma de proteger a la familia y evitar que hereden una deuda. Hay que tener en cuenta que no es un seguro obligatorio, pero las entidades bancarias pueden ofrecer algún tipo de incentivo al contratarlo junto a la hipoteca.