¿Cómo se conduce un coche automático?
- Los coches automáticos tienen 2 pedales: freno y acelerador. Carecen del tercer pedal: el embrague
- El ahorro de combustible es una de las ventajas con las que cuentan estos vehículos
Los coches automáticos se van haciendo, poco a poco, un hueco en el parque automovilístico español y van conquistando a conductores que, en un principio, se mostraban reacios a cambiar su vehículo tradicional por uno automático.
Peugeot, Citroën, Renault o Mercedes son sólo algunas de las marcas de coches que combinan la venta de modelos tradicionales con otros automáticos. Todas ellas han visto aumentar las ventas de sus modelos con cambio automático y es que, en los últimos 3 años, las ventas de estos coches se han duplicado.
Para conducir un coche automático no es necesario tener un carné de coche diferente al B1, pero sí hay que tener en cuenta que estos vehículos no se conducen de la misma manera que los tradicionales. Su manejo suele ser más sencillo ya que el conductor no tiene que estar concentrado en cambiar de marchas o en evitar que se le cale al parar en una cuesta.
Particularidades de los coches automáticos
Número de pedales
Una de las principales características de los coches automáticos son sus 2 pedales, a diferencia de los coches tradicionales que tienen 3. El izquierdo es el freno y el de la derecha es el acelerador. Desaparece de este modo el pedal del embrague, ya que la utilidad de éste es permitir el cambio de marchas, algo que no es necesario en los coches automáticos. Estos modelos en lugar de embrague lo que tienen es un convertidor.
Caja de cambios
La caja de cambios de estos vehículos es lo que hace que ya no sea necesario cambiar de marchas conforme se aumenta o se reduce la velocidad. Los parámetros que utiliza para seleccionar una marcha u otra son la velocidad, la carga sobre el acelerado o las revoluciones de giro del motor. Así, la caja determina la marcha apropiada en cada momento dando lugar a un ahorro de combustible, ya que no se apuran las marchas. Además, las cajas automáticas tienen unas leyes de conservación que no permiten que los motores bajen de un mínimo de revoluciones, así que no hay que tener miedo de provocar averías por llevar el motor asfixiado.
Palanca de cambio
La palanca de cambios de los coches automáticos puede adaptarse a varias posiciones. Las comunes a todos estos vehículos son: P (parking, estacionamiento), R (reversa, marcha atrás), N (punto muerto, neutro), y D (drive, conducir). En algunos casos, y en función del modelo, esta última posición puede aparecer como 1 o con otra denominación similar.
Dentro del cambio automático existen diferentes tecnologías y distintas variedades de modelos, lo que provoca que haya algunos vehículos que incorporen otras posiciones. Una de ellas es la posición S (sport), presente en algunos modelos deportivos, que debe activarse de manera manual y que se utiliza para alcanzar mayores velocidades.
Conducir un coche automático paso a paso
Paso 1: Arrancar el coche
La gran mayoría de los coches automáticos no se ponen en marcha sólo introduciendo la llave en el contacto y haciéndola girar. Es necesario mantener pisado el freno y mover la palanca de la posición P hasta la posición N. El motivo por el cual hay que pisar este pedal es para desactivar el estado de parking, que es la situación en la que se encuentra un vehículo automático antes de ser arrancado.
Paso 2: Iniciar la marcha
Una vez que el coche ha sido puesto en marcha hay que desplazar la palanca de cambio de la posición N a la posición D (o 1, en función del modelo del vehículo). A continuación, basta con pisar ligeramente el pedal del acelerador para que el vehículo comience a moverse. En este momento ya no es necesario tocar más la palanca de cambios, ya que a medida que se aumenta o se disminuye la velocidad las marchas se van cambiando automáticamente.
Diferente es que se quiera circular hacía atrás, ya sea para aparcar o para cambiar el sentido de la marcha, por ejemplo. En ese caso será necesario mover la palanca hasta situarla en la posición R, que sería la conocida en un coche manual como la marcha atrás.
Paso 3: Inmovilizar el vehículo
El último paso es el de inmovilizar el vehículo. Una vez que esté estacionado y antes de abandonar el coche se debe situar la palanca de nuevo en la posición P, para estabilizar el vehículo. Acto seguido se deberá accionar el freno de mano que suele ser un botón, en vez de la palanca habitual en los coches manuales.
De coche automático a manual
La mayoría de los coches automáticos suelen permitir a los usuarios accionar el modo semiautomático con el fin de que puedan conducirse de forma manual. De esta manera, el conductor podrá cambiar las marchas del mismo modo que en un coche tradicional.
Pros y contras de los coches automáticos
Ventajas
Una de las principales ventajas de conducir un coche automático es que al carecer de embrague y no tener que cambiar las marchas es casi 100% imposible que éste se «cale». Otro factor es el ahorro económico derivado del desgaste del embrague. Aunque lo que destacan muchos conductores es la comodidad a la hora de conducir, algo que puede llegar a convencer a muchos usuarios de la compra de un coche de cambio automático en lugar de uno de cambio manual.
Desventajas
En cuanto a los puntos negativos, estos coches tienen un desgaste mayor de los frenos y en función de la marca y modelo el gasto de combustible puede ser superior al de uno manual.
Seguro obligatorio
Algo que los coches automáticos guardan en común con los tradicionales es la obligación que tienen de contar con un seguro. Una de las formas más rápidas y sencillas de encontrar el mejor seguro es utilizar comparadores como Rastreator.com, donde obtendrás en apenas unos minutos un gran número de productos entre los que seleccionar el que más te convenga y lograr así, ahorrar tiempo y dinero en su contratación. Tiempo y dinero que podrás invertir en otras actividades, como conducir y mantener tu coche.
Periodista experta en el sector de viajes y alquiler de coches