¿Qué contamina más, un coche diésel, uno de gasolina o un eléctrico?
- Los coches no solo emiten gases nocivos mientras circulan, sino que también contaminan durante el proceso de producción y distribución
- Por lo general, los coches diésel antiguos contaminan más que los de gasolina, mientras que los más respetuosos con el medio ambiente son los eléctricos
Hace años que el diésel no es combustible preferido por los conductores españoles. Las restricciones los vehículos que utilizan este tipo de combustible han sido un auténtico mazazo, provocando que las matriculaciones hayan caído hasta apenas representar el 17% del total, según los datos de Anfac.
Y es que la parte del pastel que ocupaban los diésel ahora pertenece a los coches híbridos y eléctricos, que ya acaparan casi el 40% de la cuota de mercado. Por su parte, los coches de gasolina resisten a pesar de que también son considerados vehículos contaminantes y sufren algunas prohibiciones.
Pero, ¿el diésel y la gasolina son tan malos como lo pintan? ¿Y los eléctricos, son tan limpios como los venden? En Rastreator hemos comparado los tipos de emisiones de cada motor para responder a una pregunta que ya se hacen muchos conductores: ¿cuánto contamina un coche diésel, uno de gasolina y un eléctrico?
El debate: diésel vs gasolina y eléctricos
El debate sobre las diferencias de contaminación entre los coches de gasolina, los de diésel y los eléctricos no radica en las emisiones que generan durante su uso. En ese ámbito, los últimos son los más limpios y ganan la batalla sin réplica alguna. No en vano, los diésel con más años de vida contaminan mucho más que los de gasolina porque emiten unas cantidades de óxidos de nitrógeno más altas de lo habitual.
Son muchos los que tildan esta comparativa de incompleta y lo hacen basándose en que la electricidad que se ha empleado para cargar las baterías de los eléctricos procede de centrales que sí pueden quemar gas, petróleo o carbón. De esta forma, no genera emisiones cuando está circulando, pero sí ha habido una contaminación previa.
Para terminar de alimentar este debate, hay varios estudios que alimentan la polémica. La Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos asegura que, en los últimos 20 años, las emisiones de óxido de nitrógeno de los diésel han disminuido un 90%. La Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) ha señalado que el 80% de la contaminación procede del 20% del parque automovilístico, una parte compuesta por los coches más antiguos. Y, además, añade que 100 vehículos de los de hoy lo hacen en menor medida que uno de los años 70. Finalmente, un estudio publicado en Scientific Reports asegura que los coches diésel modernos, en general, contaminan menos que los de gasolina.
Evaluación del Ciclo de Vida (LCA)
La Evaluación del Ciclo de Vida (LCA) es un proceso de valoración en el que se recogen y analizan todos los datos de contaminación que proceden de un coche, desde su nacimiento en la línea de producción hasta el final de sus días. La principal conclusión sobre la que pone el foco este estudio es que todos los vehículos contaminan en algún momento de su ciclo vital, pero lo cierto es que su nivel de sostenibilidad se determinará basándose en las emisiones procedentes del tubo de escape.
La vida de un vehículo se divide en cuatro fases: creación y distribución del combustible, producción del coche, uso y eliminación. En todas ellas se generan emisiones de dióxido de carbono y aunque el acento está puesto en el uso, conviene tener presente el CO2 liberado en la producción de la energía o el combustible. En el caso del diésel y la gasolina, la obtención del carburante produce grandes cantidades de dióxido de carbono cuando el petróleo se refina y se carga. Y cuando se trata de un vehículo eléctrico, el proceso para conseguir la energía que necesita para moverse puede proceder, por ejemplo, de una central eléctrica que mueve las turbinas quemando gas, petróleo o carbón.
Al hilo de esto, la Universidad de Michigan elaboró un informe en el que analizó el consumo de los coches tradicionales frente al de los eléctricos. La media mundial indica que un vehículo tradicional consume, aproximadamente, 4,5 l/100 km mientras que para el de un eléctrico establece una equivalencia en función del origen de la electricidad que emplea:
- Carbón y petróleo: 8,1 l/100 km
- Gas natural: 4 l/100 km
- Fuentes geotérmicas y solares: 0,6 l/100 km
- Fuentes nucleares, eólicas e hidroeléctricas: 0,1 l/100 km
Tipos de emisiones
En las emisiones de los coches podemos encontrar dos tipos de sustancias. En primer lugar están las emisiones de dióxido de carbono (CO2); éstas, por sí solas, no son perjudiciales para la salud, pero contribuyen al calentamiento global causando el efecto invernadero. En segundo lugar nos encontramos con las partículas contaminantes: óxidos de nitrógeno (NOx), monóxido de carbono, dióxido de azufre, hidrocarburos y las que no han sido quemadas.
Las más problemáticas son el CO2, el NOx y las partículas sólidas (PM) ya que el resto se pueden eliminar con algunos sistemas. Por ejemplo, existen filtros que eliminan, casi al 100%, las partículas que no se queman en la combustión y otros que se deshacen del óxido de nitrógeno con una disolución de urea que reduce las emisiones casi a cero.
Dióxido de carbono (CO2)
Es el gas incoloro, inodoro e incombustible que se encuentra en el aire que respiramos en bajas concentraciones. El CO2 se genera cuando se quema cualquier sustancia que contiene carbono, pero, por ejemplo, también procede de la respiración y la fermentación.
El problema del dióxido de carbono es que es el principal gas del efecto invernadero, que contribuye al cambio climático, y, sobre todo, que todavía no hay ninguna tecnología que lo elimine. Aquellos coches que tengan unas cifras de consumo más bajas serán los que menos CO2 generen; por lo tanto, los diésel tienen algo de ventaja frente al resto. Los vehículos eléctricos, sin embargo, no emiten dióxido de carbono.
Óxidos de nitrógeno (NOx)
Son los tipos de moléculas que se generan a raíz de la combustión del motor. Igual que sucede con el monóxido de carbono, son muy contaminantes y especialmente tóxicas para los seres vivos.
Es una de las grandes batallas que los coches diésel libran para poder deshacerse de ellos. En el caso de los motores que se encienden con una chispa, como ocurre con la gasolina y el gas (GNC y GLP), apenas se generan estas partículas y por esta razón no se tratan. Los eléctricos, por su parte, no generan este tipo de emisiones y la producción de electricidad apenas libera óxidos de nitrógeno.
Partículas sólidas (PM)
Son trazas pequeñas y muy nocivas que se generan en la combustión porque al combustible no le ha dado tiempo a mezclarse bien con el aire. Obviamente salen por el tubo del escape, pero también de los neumáticos o de los frenos, entre otros. Los expertos ponen especial atención en los benzopirenos porque son cancerígenos. Se dividen en dos grupos en función de su tamaño: PM10 y PM2.5.
- PM10: son aquellas cuyo diámetro aerodinámico es igual o inferior a los 10 µm o 10 micrómetros (1 µm es la milésima parte de un milímetro). Su origen está, principalmente, en componentes de tipo natural como, por ejemplo, el polvo del Sáhara.
- PM 2.5: son la fracción respirable más pequeña ya que su diámetro aerodinámico es igual o inferior a los 2,5 micrómetros. O lo que es lo mismo, son 100 veces más delgadas que un cabello humano. Su origen está, sobre todo, en fuentes de carácter antropogénico como las emisiones de los coches diésel.
Los motores de inyección directa de los vehículos de gasolina y diésel generan estas partículas y tienen que tratarlas con filtros para deshacerse de ellas. Los de gas no tienen este problema porque el combustible se inyecta como gas y se mezcla bien con el aire.
¿Y los eléctricos? Igual que los coches tradicionales, se enfrentan a este problema, pero de otra manera. Más de dos tercios de estas micropartículas proceden, como hemos dicho, del sistema de frenado y del rozamiento de las ruedas y el pavimento. Teniendo en cuenta esto y que, normalmente, los eléctricos suelen pesar más, generarán más partículas en los neumáticos y el asfalto.
¿Cuánto contamina un coche diésel, uno de gasolina o un eléctrico?
Coches diésel anteriores a la norma Euro IV (hasta 2005)
Los coches diésel no emiten tanto dióxido de carbono como los de gasolina, pero sí generan un número muy superior de óxidos de nitrógeno, de óxidos de azufre, hidrocarburos y hollín, sobre todo los modelos previos al año 2005 y a la norma Euro IV.
Teniendo en cuenta que el parque automovilístico español tiene, de media, 12,2 años, y que en esa época fue cuando más vehículos de gasóleo se vendían… este se ha convertido en el gran problema debido al grave impacto en la salud de las personas.
Coches diésel posteriores a 2009
Con el paso del tiempo y de los avances, los coches diésel han desarrollado una serie de sistemas con los que, por ejemplo, han reducido al mínimo los niveles de sus emisiones de partículas sólidas, hidrocarburos y de NOx. Tanto es así que algunos coches han llegado a igualar sus límites de emisiones a los del mismo modelo con motor de gasolina. A pesar de estas buenas noticias, el nivel de emisiones en conducción real ha sido cuestionado debido a los escándalos de emisiones de óxidos de nitrógeno.
Coches de gasolina
Un motor de gasolina puede llegar a emitir entre un 20 y un 25% más de CO2 que el mismo modelo en versión diésel. Estas cifras están intrínsecamente ligadas al consumo y teniendo en cuenta que un coche de gasolina siempre suele consumir más que uno de gasóleo… poco se puede hacer para reducir esa contaminación. Además, hay que tener en cuenta que de todo el dióxido de carbono que expulse, el 70-80% procederá del uso y un 15-20% de la producción del vehículo.
Pero ¿por qué la gasolina contamina tanto? Lo cierto es que el impacto de un coche de gasolina a nivel global es mayor que el de un diésel porque las emisiones de CO2 son las que causan el efecto invernadero y, en consecuencia, el cambio climático. Sin embargo, a nivel local el impacto será menor porque las partículas de óxidos de nitrógeno, humos… son inferiores.
Guía: cómo comprar un coche eléctrico
Coches eléctricos
Una vez más, hay que diferenciar el impacto a nivel global y local, donde, prácticamente, son nulas. En el primer caso hay que tener en cuenta el papel que juegan las centrales de carbón, petróleo y gas para producir electricidad. Aunque cada vez hay más energías renovables, la energía eléctrica procedente de la red implica emisiones de las centrales eléctricas y la generación de residuos en las nucleares. Eso sí, el CO2 que emiten es muy inferior al de un motor térmico. Y es que el porcentaje de CO2 que un eléctrico emite durante su vida útil y que procede es ese proceso de obtención de la energía es de un 52%; el de su producción está en torno al 46%.
Coches híbridos
El impacto a nivel local de un coche híbrido es el mismo que el de un vehículo de gasolina con un consumo bajo. Eso sí, esta semejanza sólo es aplicable en los recorridos de corta distancia ya que durante la conducción extraurbana, el consumo será el mismo que el de un gasolina o un diésel, dependiendo del motor principal que tenga.
A nivel global, hay que tener en cuenta que, normalmente, los híbridos cuentan con un motor de gasolina y, por lo tanto, las emisiones de NOx son inferiores a las de un diésel. En el caso del CO2, los niveles son semejantes a los de un coche tradicional porque dependerá del motor térmico y ahí apenas hay diferencias debido a que los consumos son parejos.
Coches híbridos enchufables
A nivel local, el impacto de un híbrido enchufable es prácticamente nulo porque sus emisiones son muy bajas e, incluso, inexistentes. La cosa cambia a nivel global porque su nivel de contaminación se equipara al de un vehículo de gasolina o de diésel.
Coches de gas: GNC y GLP
A nivel local, el impacto de un coche de gas apenas existe porque se trata de un combustible mucho más puro y por ello expulsa menos partículas, sobre todo de NOx. En cambio, igual que sucede con los híbridos, a nivel global el impacto sí será mayor porque las emisiones de CO2 serán parecidas a las de un motor de gasolina de última generación.
Periodista especializado en Economía y Finanzas con experiencia en medios de comunicación desde 2017. Escribe artículos en Rastreator desde septiembre de 2021 para los productos de Seguros, Telefonía y Energía.